domingo, 10 de julio de 2016

ALEXANDER MARINOV



Alexander Maránov es original de Tashkent. Su afición infantil por el dibujo trascendió a profesión: recibió una formación clásica en la Academia de Artes de Tashkent y en el Instituto de Artes Plásticas y Escénicas de Tashkent, donde literalmente bebió las tradiciones del realismo académico. “Todos estos años trabajé mucho, –relata Alexander Maránov. –Además de los bocetos obligatorios, estudios, ensayos, me dediqué a mi propia formación, me imbuí de los detalles de las técnicas creativas de los maestros de la contemporaneidad y los siglos anteriores, traté de descubrir los misterios de la luz y experimenté mucho”.
Las obras de Alexander Maránov maravillaban a sus maestros y colegas, que no cesaban de asombrarse con la maestría pictórica de este artista y el sutil realismo de su creación. Pero a principios de los noventas su vida experimentó un verdadero cambio: se mudó a Moscú, donde –tras largas cavilaciones sobre el sentido de la vida y la verdadera vocación del artista– le llegó la comprensión de cuál debía ser su pintura.
“Mi alma estaba dominada por el vacío total, no sabía cómo seguir trabajando, –relata Alexander Maránov. –Comprendía que resultaba imposible continuar trabajando como antes, mi desarrollo se estancó en el marco de la pintura académica. En cierta ocasión estaba acostado y miraba una bombilla común, de sesenta vatios. Y en determinado momento, descubrí en la luz de esta bombilla una luminosidad sorprendente, y comprendí que justamente eso debía pintar”.




















 
Tamara Tamaral
10-07-2016

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