Apasionado por la pintura, abandona la carrera de medicina y se matricula en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona. Fueron sus maestros los artistas Antoni Caba y Ramon Martí Alsina. Completó su formación en París, a donde marchó por primera vez el año 1879, en compañía de los pintores Ramón Casas y Santiago Rusiñol, y donde sobrevivió con la venta de pequeños cuadros y notas, de temática predominantemente urbana. Ese mismo año ganó el primer premio en la Exposición Regional de Bellas Artes de Valencia. También fue fundamental para su formación la estancia en Italia, donde se relaciona con pintores catalanes como Ramon Tusquets, Arcadi Mas Fondevila. De vuelta a España participa en 1881 en la Exposición Nacional de Madrid. En 1882 contrae matrimonio con Dolores Pajarín, realizando su viaje de novios a París, donde se establecerán y nacerá su primera hija, Rachel. Su primera gran exposición individual fue en 1889, en la Sala Parés de Barcelona, donde presenta sesenta oleos, casi todos en gran formato. Meifrén sorprende a todos, el artista, en contra de la costumbre local, decide subastar todas las pinturas no vendidas en la exposición. En esta ocasión, su amigo Santiago Rusiñol ejercerá como tasador. Con el resultado de la venta, viaja a Italia, donde pintará especialmente en Venecia y en Nápoles.
En 1892 regresa a París, y es al intensificar su contacto con los artistas impresionistas cuando inicia un cambio en su estilo pictórico. Su paleta se aclara, empieza a utilizar tonos azules claros, ocres claros y dorados, comienza a acentuar todas las tonalidades que presentan el mar y los ríos.
En 1897 se traslada a Canarias, tras recibir una invitación de Eusebio Navarro, Presidente del Gabinete Literario de Las Palmas. Su casa acaba convertida en una academia donde acuden jóvenes artistas locales como Néstor Martín Fernández de la Torre, Juan Rodríguez Botas y Ghirlanda o Tomás Gómez Bosch.
Con el cambio de siglo, la notoriedad de Meifrén alcanza un punto máximo. Menciones y monográficos en la prensa del momento, sus obras se pueden encontrar en diversas exposiciones prácticamente simultáneas, tanto en Barcelona y Madrid, como en París, Buenos Aires o Montevideo. Sin embargo, tras el fracaso comercial de su gran exposición en el Círculo Artístico de Barcelona, el pintor decide marchar y establecerse en Buenos Aires. Allá llegará en marzo de 1903 y en mayo de ese mismo año ya participará en la Exposición Nacional de Bellas Artes, celebrada en la Sala Rafael del Bon Marché. Cuelga sus óleos en la bonaerense Sala Witcomb, en la que el español José Artal ejercía como marchante. . En la misma Galería, Meifrén organizará una gran exposición de pintura catalana en 1904. Setenta y cuatro obras de veintitres artistas diferentes, que Meifrén selecciona y entre las que incluye cinco pasteles de Picasso, que generarán apasionadas críticas.
Pero es en Mallorca donde llega a la madurez pictórica. Toda su paleta de colores se satura. Los azules se convierten en un elemento vivo y dinámico, se acentúan e intensifican el resto de colores primarios. En 1905, tras la muerte de Ricardo Anckermann, Meifrén es nombrado Director de l´Escola de d´Arts i Oficis de Palma desde donde apadrina a un joven Joan Fuster Bonnin, pintor que se convertiría en unos de los máximos exponentes del arte mallorquín del siglo XX.
En 1892 regresa a París, y es al intensificar su contacto con los artistas impresionistas cuando inicia un cambio en su estilo pictórico. Su paleta se aclara, empieza a utilizar tonos azules claros, ocres claros y dorados, comienza a acentuar todas las tonalidades que presentan el mar y los ríos.
En 1897 se traslada a Canarias, tras recibir una invitación de Eusebio Navarro, Presidente del Gabinete Literario de Las Palmas. Su casa acaba convertida en una academia donde acuden jóvenes artistas locales como Néstor Martín Fernández de la Torre, Juan Rodríguez Botas y Ghirlanda o Tomás Gómez Bosch.
Con el cambio de siglo, la notoriedad de Meifrén alcanza un punto máximo. Menciones y monográficos en la prensa del momento, sus obras se pueden encontrar en diversas exposiciones prácticamente simultáneas, tanto en Barcelona y Madrid, como en París, Buenos Aires o Montevideo. Sin embargo, tras el fracaso comercial de su gran exposición en el Círculo Artístico de Barcelona, el pintor decide marchar y establecerse en Buenos Aires. Allá llegará en marzo de 1903 y en mayo de ese mismo año ya participará en la Exposición Nacional de Bellas Artes, celebrada en la Sala Rafael del Bon Marché. Cuelga sus óleos en la bonaerense Sala Witcomb, en la que el español José Artal ejercía como marchante. . En la misma Galería, Meifrén organizará una gran exposición de pintura catalana en 1904. Setenta y cuatro obras de veintitres artistas diferentes, que Meifrén selecciona y entre las que incluye cinco pasteles de Picasso, que generarán apasionadas críticas.
Pero es en Mallorca donde llega a la madurez pictórica. Toda su paleta de colores se satura. Los azules se convierten en un elemento vivo y dinámico, se acentúan e intensifican el resto de colores primarios. En 1905, tras la muerte de Ricardo Anckermann, Meifrén es nombrado Director de l´Escola de d´Arts i Oficis de Palma desde donde apadrina a un joven Joan Fuster Bonnin, pintor que se convertiría en unos de los máximos exponentes del arte mallorquín del siglo XX.
Tamara Tamaral
20-01-2015
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